lunes, 21 de junio de 2010

La Santidad de la vida humana y la familia

La Iglesia Católica Apostólica Anglicana Independiente En México, promueve la dignidad de los hijos de Dios bajo estos postulados:

LA SANTIDAD DE LA VIDA HUMANA

1.- Porque la vida es sagrada desde su concepción, y hasta la muerte natural,
decimos NO al aborto, NO a la eutanasia y a todo aquello que atente contra la vida y la dignidad del ser humano.

LA SANTIDAD DEL MATRIMONIO CRISTIANO (tradicional)

2.- Declaramos que el Matrimonio cristiano, instituido por Dios y elevado a la dignidad de sacramento por nuestro Señor Jesucristo, es la unión única e indisoluble, exclusiva, permanente y de por vida, entre un hombre y una mujer bautizados; unión cimentada en el libre y mutuo consentimiento de vivir una alianza de amor fiel y fecundo.
Es la voluntad de Dios que la unión de esposo y esposa en corazón, cuerpo y mente sea para gozo mutuo, para la ayuda y el consuelo que cada uno se de, tanto en la prosperidad como en la adversidad; y, cuando Dios lo disponga, para la procreación de los hijos y su formación en el conocimiento y el amor del Señor.
El Matrimonio significa para nosotros la unión entre Cristo y su Iglesia.

El Cánon de las Sagradas Escrituras


Creemos que las Sagradas Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento en sus 73 Libros son la Palabra de Dios revelada al mundo, y contienen todas las cosas necesarias para la salvación; aunque fue escrita por hombres inspirados por el Espíritu Santo, Dios es su único Autor.

La Iglesia Católica Apostólica Anglicana Independiente En México, fiel a la fe de los Apóstoles, recibe y venera como sagrados y canónicos los 46 Libros del Antiguo Testamento y los 27 del Nuevo Testamento; por lo que el Canón bíblico de esta Iglesia, es el siguiente:

ANTIGUO TESTAMENTO
Génesis,Exódo, Levítico, Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, 1-2 Samuel, 1-2 Reyes,
1-2 Crónicas, Esdras, Nehemías, *1-2 Macabeos, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Oseas, Joel,
Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuq, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías,
Daniel, Job, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los cantares, Rut, Lamentaciones, Ester,
*Tobías, *Judit, *Baruc, *Sabiduría, *Eclesiástico(Sirácides), Libro de los Salmos.
Los Libros marcados con un (*), forman el Cánon Deuterocánonico, y no son aceptados por las iglesias protestantes.
NUEVO TESTAMENTO
Evangelio según San Mateo, Evangelio según San Marcos, Evangelio según San Lucas,
Evangelio según San Juan, Hechos de los Apóstoles, Carta a los Romanos, 1-2 de Corintios,
Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, Filemón, 1-2 de Tesalonicenses, 1-2 de Timoteo,
Tito, Hebreos, Santiago, 1-2 de Pedro, Judas, 1-2-3 de San Juan y Apocalipsis.
San Jerónimo dice que: "desconocer las Escrituras, es desconocer a Jesucristo", por eso la Iglesia Anglicana Independiente, recomienda a sus fieles la lectura de la Biblia porque ella "es lámpara para nuestros pies"(Sal. 119: 105)
DIOS LES BENDIGA

sábado, 19 de junio de 2010

El Credo de San Atansio, como la correcta expresión de nuestra fe católica; de acuerdo a la Iglesia primitiva


San Atanasio (* 295- + 373)
Obispo de Alejandría (Egipto)
Siendo diácono participó en el Concilio de Nicea, 325 d.C. Combatió la herejía de Arrio, presbítero de Alejandría, quien negaba la divinidad de Jesucristo y lo colocaba como hijo de Dios, es decir como cualquier otro ser mortal (algo así como lo que enseñan hoy los testigos de Jehová). Esta herejía fue condenada de manera unánime por el Concilio de Nicea. San Atanasio, fue uno de los campeones de la fe de este Concilio.
Debido a la ortodoxia de su fe, sufrió persecuciones y destierros, sin embargo se mantiene fiel; San Gregorio Nacianzeno, lo consideraba "Columna de la Iglesia" debido a su testimonio.
El Papa San Pio V, lo nombra Doctor de la Iglesia.
Nuestra Iglesia honra a san Atanasio recibiendo con fe su Credo; como la correcta expresión de nuestra fe católica, de acuerdo a la Iglesia primitiva e indivisa.
CREDO DE SAN ATANASIO
(Quicunque Vult)
*Todo el que quiera
Todo el que quiera salvarse, debe ante todo mantener la Fe Católica.
El que no guardare esta Fe íntegra y pura, sin duda perecerá eternamente.
Y la Fe Católica es ésta: que adoramos un solo Dios en Trinidad, y Trinidad en Unidad,
sin confundir las Personas, ni dividir la Substancia;
Porque es una la Persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo;
Mas la Divinidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es toda una, igual la Gloria,
coeterna la Majestad.
Así como es el Padre, así el Hijo, así el Espíritu Santo.
Increado es el Padre, increado el Hijo, increado el Espíritu Santo.
Incomprensible es el Padre, incomprensible el Hijo, incomprensible el Espíritu Santo.
Eterno es el Padre, eterno el Hijo, eterno el Espíritu Santo.
Y, sin embargo, no son tres eternos, sino un solo eterno;
Como también no son tres incomprensibles, ni tres increados, sino un
solo increado y un solo incomprensible.
Así mismo, omnipotente es el Padre, omnipotente el Hijo, omnipotente el Espíritu Santo.
Y, sin embargo, no son tres omnipotentes, sino un solo omnipotente.
Así mismo, el Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios.
Y, sin embargo, no son tres Dioses, sino un solo Dios.
Así también, Señor es el Padre, Señor el Hijo, Señor el Espíritu Santo.
Y, sin embargo, no son tres Señores, sino un solo Señor;
Porque así como la verdad cristiana nos obliga a reconocer que cada una de las Personas
de por sí es Dios y Señor,
Así la Religión Católica nos prohibe decir que hay tres Dioses o tres Señores.
El Padre por nadie es hecho, ni creado, ni engendrado.
El Hijo es solo del Padre, no hecho, ni creado, sino engendrado.
El Espíritu Santo es solo del Padre, no hecho, ni creado, ni engendrado, sino
procedente.
Hay, pues, un Padre, no tres Padres; un Hijo, no tres Hijos; un Espíritu Santo, no tres
Espíritus Santos.
Y en esta Trinidad nadie es primero ni postrero, nadie mayor ni menor;
Sino que todas las Tres Personas son coeternas juntamente y coiguales.
De manera que en todo, como queda dicho, se ha de adorar la Unidad en Trinidad, y la
Trinidad en Unidad.
Por tanto, el que quiera salvarse debe pensar así de la Trinidad.
Además, es necesario para la salvación eterna que también crea correctamente en la
Encarnación de nuestro Señor Jesucristo.
Porque la Fe verdadera, que creemos y confesamos, es que nuestro Señor Jesucristo, Hijo
de Dios, es Dios y Hombre;
Dios, de la Substancia del Padre, engendrado antes de todos los siglos; y Hombre, de la
Substancia de su Madre, nacido en el mundo;
Perfecto Dios y perfecto Hombre, subsistente de alma racional y de carne humana;
Igual al Padre, según su Divinidad; inferior al Padre, según su Humanidad.
Quien, aunque sea Dios y Hombre, sin embargo, no es dos, sino un solo Cristo;
Uno, no por conversión de la Divinidad en carne, sino por la asunción de la Humanidad
en Dios;
Uno totalmente, no por confusión de substancia, sino por unidad de Persona.
Pues como el alma racional y la carne es un solo hombre, así Dios y Hombre es un solo
Cristo;
El que padeció por nuestra salvación, descendió a los infiernos, resucitó al tercer día de
entre los muertos.
Subió a los cielos, está sentado a la diestra del Padre, Dios todopoderoso, de donde ha de
venir a juzgar a vivos y muertos.
A cuya venida todos los hombres resucitarán con sus cuerpos y darán cuenta de sus
propias obras.
Y los que hubieren obrado bien irán a la vida eterna; y los que hubieren obrado mal, al
fuego eterno.
Ésta es la Fe Católica, y quien no la crea fielmente no puede salvarse.

viernes, 18 de junio de 2010

El Credo Niceno, expresión suficiente de nuestra fe cristiana


Cuando celebramos la Santa Eucaristía, después de la homilía, los Domingos y Fiestas Mayores, hacemos nuestra Profesión de fe con las palabras del Credo Niceno-constantinopolitano, el cual "debe su gran autoridad al hecho de que es fruto de los dos primeros Concilios Ecuménicos; el de Nicea, celebrado el año 325 d.C.; y el primero de Constantiopla (hoy Turquía), en el año 381 d.C. Sigue siendo todavía hoy el símbolo común a todas las grandes Iglesias de Oriente y de Occidente" CIC 195. Este Credo llamado comunmente Niceno, fue elaborado con las declaraciones dogmáticas surgidas de estos dos Concilios; y cristianos católicos de todas las generaciones lo han usado en el Culto divino, hasta nuestros días.
Así que la declaración de nuestra fe cristiana es:
Creemos en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador de cielo y tierra,
de todo lo visible e invisible.
Creemos en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza que el Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros
y por nuestra salvación
bajó del cielo:
por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre.
Por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato:
padeció y fue sepultado.
Resucitó al terecer día, según las Escrituras,
subió al cielo
y está sentado a la dercha del Padre.
De nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creemos en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre*,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creemos en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Reconocemos un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Esperamos la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro. Amén.

*Se omite el filioque debido a que en la redacción original del Credo no aparecía. Esto fue agregado siglos después por la Iglesia Romana, a fines del siglo IX. De hecho en la Iglesia Romana hay dos maneras totalmente válidas para rezar el Credo: una con el filioque para las iglesias de rito latino y otra sin el filioque para las Iglesias Católicas de rito oriental.

jueves, 17 de junio de 2010

El Credo de los Apóstoles ó Símbolo Bautismal


En nuestro Rito del Bautismo, una vez que papás y padrinos han hecho en nombre del infante la renuncia a satanás y todas sus obras, hacemos todos juntos nuestra Profesión de fe en las palabras del Credo de los Apóstoles:
Creemos en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra.
Creemos en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
y nació de la Virgen María.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
Fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos.
Al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos,
y está sentado a la diestra de Dios Padre.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la Santa Iglesia católica,
la Comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de los muertos,
y la vida eterna. Amén.
El Catecismo de la Iglesia Católica, nos enseña que: "Recitar con fe el Credo es entrar en comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, es entrar también en comunión con toda la Iglesia que nos transmite la fe y en el seno de la cual creemos" CIC 197
Dios Trino y Uno, les bendiga.

miércoles, 16 de junio de 2010

Los Credos Católicos (universales)

Los cristianos anglicanos, mantenemos la fe católica de siempre, tal y como la profesó la Iglesia indivisa, fe expresada en los Credos. El Catecismo de la Iglesia Católica, nos dice que "La comunión en la fe necesita un lenguaje común de la fe, normativos para todos y que nos una en la misma confesión de fe". CIC 185

En en Nuevo Testamento, aparecen algunas de las confesiones de fe (Credos) utilizadas por los apóstoles al predicar el Evangelio de Jesucristo; así vemos en Rom. 10: 9 "Porque te salvarás si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos"; o bien 1Cor. 15: 3-5 nos dice: " En primer lugar les he transmitido esto, tal como yo mismo lo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue sepultado; que resucitó al tercer día, también según las Escrituras; que se apareció a Pedro y luego a los doce".
Con el tiempo y debido principalmente a la aparición de herejías, se hizo necesario que los Obispos, sucesores de los apóstoles y Maestros de la fe, se reunieran en Concilios para examinar dichas herejías, el primero de estos Concilios, fue el de Nicea, en el año 325 d.C; al que asistieron 318 Obispos, según san Atanasio en su carta Ad Afros. Llegados a un punto de acuerdo, se emitía una Declaración Dogmática en la cual se combatia la herejia y se excomulgaba al hereje y sus seguidores.
De esta manera es que se fueron estructurando los Credos, de manera especial el Símbolo (Credo) Niceno-constantinopolitano o Credo Niceno, que es el rezamos dentro de la Santa Misa los Domingos y Fiestas Mayores; el llamado Credo de los Apóstoles, es el antiguo símbolo bautismal de la Iglesia Romana; es el resumen fiel de la fe de los apóstoles, existe una leyenda que dice que después de Pentecostés, los apóstoles redactaron este Credo como base de la fe que llenaba sus corazones y que iban a compartir con el mundo, y que Santiago, primer obispo de Jerusalén, fue su custodio.

Geoffrey Fisher, 99 Arzobispo de Canterbury y primero en visitar el Vaticano en mas de 450 años a invitación expresa del Papa Juan XXIII, afirmaba que: "Los anglicanos no tenemos una doctrina propia, tan solo tenemos la doctrina de la Santa Iglesia Católica (universal); tal y como se encuentra en los Credos Católicos y a esta Roca nos aferramos, sin adiciones ni disminuciones, sobre esta base nos sostenemos.

Al Credo se le llama también Símbolo de la fe, la palabra símbolo viene del griego symbolon, que se usaba para nombrar un tipo de sello partido por la mitad, y que se presentaba como identificación, las partes se unian y si coincidían en todo, el portador era digno de confianza y era bien recibido (ya se imaginaran cuando el symbolon no coincidía). Entonces el Símbolo de la fe (el Credo), es un sello con el cual se identifica al creyente y hermano en la fe.

Así que a partir de mañana 17 de Junio, iremos colocando los tres Credos, tal y como los ha recibido esta Iglesia a saber:
El Credo de los Apóstoles, como símbolo bautismal.
El Credo Niceno, como declaración suficiente de nuestra fe cristiana.
El Credo de San Atanasio, como declaración suficiente de nuestra fe católica de acuerdo a la Iglesia primitiva e indivisa.

DIOS TRINO Y UNO LES BENDIGA

lunes, 14 de junio de 2010

Cuadrilátero Chicago-Lambeth 1886, 1888

Cuadrilátero Chicago-Lambeth

Adoptado por la Cámara de Obispos
Chicago, 1886

*Y adoptado en su texto original por la H. Convención General Constituyente de esta Iglesia Anglicana Independiente En México (Diócesis Nacional Anglocatólica del Santísimo Redentor, México), como plataforma ecuménica e instrumento precioso de la gracia de Dios para hacer realidad la oración de nuestro Salvador:
Que todos seamos uno. Jn. 17: 21.

Nosotros, Obispos de la Iglesia Protestante Episcopal en los Estados Unidos de América, reunidos en Concilio, como Obispos en la Iglesia de Dios, por este medio declaramos solemnemente a todos los que concierna, y especialmente a nuestros hermanos cristianos de las distintas Comuniones en esta nación, quienes, en sus diversas esferas, han luchado por la religión de Cristo:

1.- Nuestro ferviente deseo de que la oración del Salvador: "Que todos sean uno", en su sentido más profundo y verdadero, se cumpla apresuradamente;

2.- Que creemos que todos los que han sido debidamente bautizados con agua, en el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, son miembros de la Santa Iglesia Católica;

3.- Que en todas las cosas de orden o elección humana, en relación a las formas de culto y disciplina, o a las costumbres tradicionales, esta Iglesia está dispuesta a renunciar, con espíritu de amor y humildad, a todas sus propias preferencias;

4.- Que esta Iglesia no busca absorber a otras Comuniones sino, cooperando con ellas sobre la base de una Fe y Orden común, desaprobar todo cisma, sanar las heridas del Cuerpo de Cristo y promover la caridad, que es la mayor de las gracias cristianas y la manifestación visible de Cristo al mundo;

Pero además, por este medio afirmamos que la unidad cristiana puede restaurarse únicamente con el regreso de todas las Comuniones cristianas a los principios de unidad ejemplificados por la Iglesia Católica indivisa durante las primeras épocas de su existencia; principios que creemos constituyen el Depósito substancial de Fe y Orden cristiano confiado por Cristo y sus apóstoles a la Iglesia hasta el fin del mundo y, por lo tanto, no admite compromiso ni capitulación por aquéllos que han sido ordenados para ser mayordomos y depositarios a beneficio común e igual de todos los hombres.

Como partes inherentes de este Sagrado Depósito y, por consiguiente, esenciales para la restauración de la unidad entre las ramas divididas de la cristiandad, reconocemos las siguientes:
1.- Las Sagradas Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento, como la Palabra de Dios revelada.

2.- El Credo Niceno, como la declaración suficiente de la Fe cristiana.

3.- Los dos Sacramentos - el Bautismo y la Cena del Señor- administardos con el uso indefectible de las palabras de institución de Cristo y los elementos ordenados por él.

4.- El Episcopado Histórico, adaptado localmente en los métodos de su administración a las diversas necesidades de las naciones y pueblos llamados por Dios a la unidad de su Iglesia.

Además, profundamente apesadumbrados por las tristes divisiones que afectan la Iglesia cristiana en nuestra propia nación, por este medio declaramos nuestro deseo y disposición, tan pronto haya alguna respuesta autorizada a esta Declaración, de entrar en diálogo fraternal con todos o cualesquiera de los Cuerpos cristianos que buscan la restauración de la unidad orgánica de la Iglesia, con el propósito de estudiar diligentemente las condiciones por las cuales se pueda llevar a cabo tan inestimable bendición para alegría de todos.

Oremos por la Unidad de la Iglesia de Dios:

Oh Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, nuestro único Salvador, el Príncipe de paz: Danos gracia para que de corazón consideremos seriamente los grandes peligros en que nos hallamos por nuestras desdichadas divisiones. Aparta de nosotros todo odio y prejuicio, y cuanto pudiere impedir una santa unión y concordia; para que así como no hay más que un Cuerpo y un Espíritu, una esperanza de nuestra vocación, un Señor, una Fe, un Bautismo, un Dios y Padre de todos, así seamos todos de un corazón y una alma, unidos en vínculo sagrado de verdad y paz, de fe y caridad y una voz te glorifiquemos; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

DIOS LES BENDIGA

domingo, 13 de junio de 2010

Las Señales de nuestra Catolicidad

A todos los hombres de buena voluntad, Paz y Bien:

"Lo que hemos visto y oído se lo anunciamos también a ustedes para que estén en Comunión con nosotros, pues nosotros estamos en Comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo".
1Jn. 1: 3.

Nuestra Iglesia Católica Apostólica Anglicana Independiente En México (conocida también como Iglesia Anglicana Independiente), forma parte de la Iglesia una, santa, católica y apostólica fundada por nuestro Señor Jesucristo sobre la fe y persona de San Pedro y de los demás apóstoles. Es miembro constituyente de la Comunión Anglicana Mundial Independiente con Sede en Londres, Inglaterra; la cual, está integrada por aquéllas Diócesis, Provincias e Iglesias regionales y/o nacionales debidamente constituidas y establecidas en Comunion eclesial con el Primado y el Colegio Episcopal; y, que mantienen la confesión de una misma Fe, la celebración común de los Sacramentos y conservan intacta la Sucesión Apostólica, y que propagan la fe cristiana tal como se revela en las Sagradas Escrituras, como se encuentra resumida en los Credos Católicos a saber: Niceno, de los Apóstoles y de San Atanasio; y declarada por las decisiones dogmáticas de los primeros siete Concilios Ecuménicos de la Iglesia primitiva e indivisa, sostenida por la Tradición y celebrada en la acción litúrgica del pueblo de Dios basada en el Libro de Oración Común; según el uso de esta Iglesia.
Una Iglesia cristiana, en la fe católica y apostólica, orgullosa de sus raíces, de su herencia y tradición anglicana ortodoxa (tradicionalista).

Las Señales de nuestra CATOLICIDAD:

I.- Creemos en un solo Dios en Tres Personas distintas de igual Substancia, Poder, Gloria y Eternidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

II.- Creemos en la Encarnación del Hijo de Dios en el seno purísimo de la Bendita Virgen María.
Por lo tanto, Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre en la unidad de su Persona Divina; es decir, que sin perder la naturaleza divina asumió la naturaleza humana.

III.- Reconocemos a Jesucristo como el único Señor, Salvador y Redentor del género humano, único Mediador entre Dios y los hombres.

IV.- Creemos que Jesucristo padeció, murió y resucitó por nosotros, ascendió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre y al final de los tiempos volverá para juzgar a vivos y muertos, y dará a cada uno la retribución según sus obras: el cielo o el infierno.

V.- Creemos que las Sagradas Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento en sus 73 Libros, son la Palabra de Dios revelada al mundo.

VI.- Creemos que Cristo, instituyo siete (7) verdaderos Sacramentos a saber: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos, Orden Sacerdotal y Matrimonio.

VII.- Administramos el Bautismo con agua y en el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo solo a aquéllas personas que no han sido bautizadas, y reconocemos como válido el Bautismo efectuado por otras iglesias católicas y el de algunas iglesias evangélicas (históricas); por lo que reconocemos un solo Bautismo para el perdón de los pecados.

VIII.- En obediencia al Mandato de Cristo, celebramos la Santa Eucaristía (Santa Misa); como Memorial (Anámnesis) perpetuo de su vida, muerte y resurrección, hasta que vuelva;
y recibimos en comunión su Cuerpo y Sangre.

IX.- Conservamos la Sucesión Apostólica derivada de Cristo a sus apóstoles, y de ellos a sus sucesores en linea continua hasta nuestros días en la persona de los obispos.

X.- Mantenemos el Orden Sacerdotal histórico y tradicional: Obispos, Presbíteros y Diáconos, conferido sólo a varones, por medio de la oración consagratoria prescrita para cada grado del Orden y de la imposición de manos de obispo u obispos debidamente calificados para conferir las Sagradas Ordenes.

XI.- Aceptamos y reconocemos las Declaraciones dogmáticas de los primeros siete (7) Concilios Ecuménicos de la Iglesia Primitiva e indivisa.

XII.- Reconocemos a la Bendita Virgen María como Madre de Dios (Theotokos).
De su Maternidad Divina, se derivan los siguientes atributos marianos:
*Inmaculada desde el primer instante de su concepción.
*Siempre Virgen, antes, durante y después del Parto.
*Asunta al cielo en cuerpo y alma.
*Madre de la Iglesia.
*Abogada e intercesora ante su Divino Hijo Jesucristo.

Cómo verán, los Católicos Anglicanos, "no tenemos una doctrina propia, sólo tenemos la doctrina de la Santa Iglesia Católica (Universal), tal y como se encuentra en los Credos Católicos, y a esta Roca nos aferramos; sin adiciones ni disminuciones sobre esta base nos sostenemos".
(Palabras de su Gracia Geoffrey Fisher 99° Arzobispo de Canterbury.

No pretendemos ser la única iglesia de Dios( hacer esto es sectarísmo), pero nos consideramos una con todas las demás iglesias que fieles al Evangelio y a la verdad, profesan la fe católica (universal) y apostólica recibida de los apóstoles, la cual es la fe que Dios entregó de una vez para siempre a los santos (Judas. 3).

Reconocemos a la Santa Iglesia Romana como una Iglesia Católica, pero NO como la única Iglesia Católica(Universal) si no parte de ella; toda vez que el Cuerpo de Cristo, es uno, y sin embargo tiene muchos miembros diferentes; según la enseñanza de San Pablo. (1Cor. 12: 12-27). "Porque unidad en la Iglesia no es uniformidad: los creyentes no son puestos en un mismo molde. No se trata de tener las mismas opciones sobre los problemas humanos; además tenemos el derecho de NO pensar la fe de la misma manera, con tal de que aceptemos todo lo que dice el Credo". (Biblia Latinoamericana, comentario a Efesios 2, pág. 460).

"Mantengan entre ustedes lazos de paz y permanezcan unidos en el mismo Espíritu. Un solo Cuerpo y un mismo espíritu, pues ustedes han sido llamados a una misma vocación y una misma esperanza. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todos, que actua por todos y esta en todos. (Ef. 4: 3-6)


DIOS LES BENDIGA.

sábado, 12 de junio de 2010

El Inmaculado Corazón de María

Las iglesias católicas alrededor del mundo, celebramos la Fiesta del Inmaculado Corazón de María. No podemos reconocer a Dios por Padre, sino aceptamos y reconocemos a María como nuestra Madre, y celebremos sus fiestas, y reconozcamos los dogmas de fe acerca de ella a saber:

Madre de Dios.
Inmaculada desde el primer instante de su ser.
Siempre Virgen; antes, durante y después del Parto.
Asunta al cielo en cuerpo y alma.
Abogada e intercesora ante Jesucristo.
Madre de la Iglesia.

Porque todos estos dogmas, se pueden comprobar facilmente con las Sagradas Escrituras y la Tradición.
Con esto demostramos que la Iglesia Católica Apostólica Anglicana Independiente en México, "no tiene una doctrina propia, sólo tiene la doctrina católica, de la Santa Iglesia Católica de Cristo, tal y cómo se encuentra en los Credos Católicos (Niceno, Apostólico y Atanasiano), y a esta Roca nos aferramos; sin adiciones ni disminuciones sobre esta BASE nos sostenemos" (Geoffrey Fisher, 99 Arzobispo de Canterbury).

Oremos al Corazón Inmaculado de María:

Corazón de María, el más amable y compasivo después del de Jesús; Trono de las misericordias divinas en favor de los miserables pecadores, yo, reconociendome sumamente necesitado, acudo a ti en quien el Señor ha puesto todo el tesoro de sus bondades, con plenísima seguridad de ser por ti socorrido. Tú eres mi refugio, mi amparo, mi esperanza; por esto te digo y te diré en todos mis apuros y peligros: Dulce Corazón de María; sé la salvación mía.

Cuando la enfermedad me afliga, o me oprima la tristeza, o la espina de la tribulación llague mi alma: Dulce Corazón de María, sé la salvación mía.

Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones, unidos para mi entera perdición, me persigan con sus tentaciones y quieran hacerme perder el tesoro de la Divina Gracia: Dulce Corazón de María, sé la salvación mía.

En la hora de mi muerte, en aquél momento espantoso de que depende mi eternidad, cuando se aumenten las angustias de mi alma y los ataques de mis enemigos: Dulce Corazón de María, sé la salvación mía.

Y cuando mi alma pecadora se presente ante el Tribunal de Jesucristo para rendirle cuenta de toda la vida, ven tú a defenderla y ampárala, y entonces y ahora y siempre: Dulce Corazón de María, sé la salvación mía.

Estas gracias espero alcanzar de ti, Corazón Inmaculado de María, a fin de que pueda verte y gozar de Dios en tu compañía por toda la eternidad en el cielo. Amén.

viernes, 11 de junio de 2010

Los niños aprenden lo que viven

A propósito del Día del Padre, que Dios mediante estaremos celebrando el próximo 20 de Junio, tercer domingo; un texto para reflexionar (de autor desconocido), recordando que los niños son como una esponjita que todo lo que ven u oyen lo absorben y luego, lo hacen presente en su forma de ser (carácter). Cuidemos siempre como nos conducimos delante de nuestros hijos.

Si un niño vive con críticas, él aprenderá a condenar.

Si un niño vive con hostilidad, él aprenderá a pelear.

Si un niño vive ridiculizado, él aprenderá a ser tímido.

Si un niño vive con vergüenza, él aprenderá a sentirse culpable.

Si un niño vive con tolerancia, él aprenderá a ser paciente.

Si un niño vive con estímulo, él aprenderá a tener confianza.

Si un niño vive con elogios, él aprenderá a apreciar.

Si un niño vive con honradez, él aprenderá a ser justo.

Si un niño vive con seguridad, él aprenderá a tener fe.

Si un niño vive con aprobación, él aprenderá a quererse a sí mismo.

Si un niño vive con aceptación y afecto, él aprenderá a encontrar amor en el mundo.

Vale la pena que reflexionemos como vamos cumpliendo con nuestra misión de ser padres.
Ocupémonos hoy de dar a nuestros hijos una buena instrucción religiosa, recordemos lo que dice Jesús: Dejad a los niños venir a mí (Mc. 10: 13-16); es decir sembremos en sus corazones la buena semilla; así cuando ellos crezcan no nos preocuparemos de como van por la vida porque habremos construido sobre la Roca firme (Lc. 6: 47-48).
En estos tiempos de hedonísmo, de culto al ego y la sensualidad CUIDEMOS a nuestros hijos, como padres, Dios nos a puesto como pastores de nuestra familia, con la vara de la fe alejemos a los lobos que quieren destruir nuestra familia, a nuestros hijos. Y a aquéllos que dañan la integridad física, espiritual o moral de nuestros hijos, escuchen lo que dice Jesús: "El que haga caer a uno de estos pequeños que creen en mí, sería mejor para él que le ataran al cuello una gran piedra de moler y lo echaran al mar" (Mc. 9: 42). Hebreos 10: 31 nos dice: TERRIBLE COSA ES CAER EN LAS MANOS DEL DIOS VIVO. Un día daremos cuenta a Dios de nuestros actos.
CUIDEMOS A NUESTROS HIJOS, no importa la edad que tengan, sean niños, jovenes o adultos, no permitas que tuerzan su camino. No permitas que satanás te los robe.

Pidamos al Padre celestial que cubra nuestros hijos con la Sangre preciosa de Jesús, que María les cubra con su manto maternal.

DIOS LES BENDIGA.