lunes, 14 de junio de 2010

Cuadrilátero Chicago-Lambeth 1886, 1888

Cuadrilátero Chicago-Lambeth

Adoptado por la Cámara de Obispos
Chicago, 1886

*Y adoptado en su texto original por la H. Convención General Constituyente de esta Iglesia Anglicana Independiente En México (Diócesis Nacional Anglocatólica del Santísimo Redentor, México), como plataforma ecuménica e instrumento precioso de la gracia de Dios para hacer realidad la oración de nuestro Salvador:
Que todos seamos uno. Jn. 17: 21.

Nosotros, Obispos de la Iglesia Protestante Episcopal en los Estados Unidos de América, reunidos en Concilio, como Obispos en la Iglesia de Dios, por este medio declaramos solemnemente a todos los que concierna, y especialmente a nuestros hermanos cristianos de las distintas Comuniones en esta nación, quienes, en sus diversas esferas, han luchado por la religión de Cristo:

1.- Nuestro ferviente deseo de que la oración del Salvador: "Que todos sean uno", en su sentido más profundo y verdadero, se cumpla apresuradamente;

2.- Que creemos que todos los que han sido debidamente bautizados con agua, en el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, son miembros de la Santa Iglesia Católica;

3.- Que en todas las cosas de orden o elección humana, en relación a las formas de culto y disciplina, o a las costumbres tradicionales, esta Iglesia está dispuesta a renunciar, con espíritu de amor y humildad, a todas sus propias preferencias;

4.- Que esta Iglesia no busca absorber a otras Comuniones sino, cooperando con ellas sobre la base de una Fe y Orden común, desaprobar todo cisma, sanar las heridas del Cuerpo de Cristo y promover la caridad, que es la mayor de las gracias cristianas y la manifestación visible de Cristo al mundo;

Pero además, por este medio afirmamos que la unidad cristiana puede restaurarse únicamente con el regreso de todas las Comuniones cristianas a los principios de unidad ejemplificados por la Iglesia Católica indivisa durante las primeras épocas de su existencia; principios que creemos constituyen el Depósito substancial de Fe y Orden cristiano confiado por Cristo y sus apóstoles a la Iglesia hasta el fin del mundo y, por lo tanto, no admite compromiso ni capitulación por aquéllos que han sido ordenados para ser mayordomos y depositarios a beneficio común e igual de todos los hombres.

Como partes inherentes de este Sagrado Depósito y, por consiguiente, esenciales para la restauración de la unidad entre las ramas divididas de la cristiandad, reconocemos las siguientes:
1.- Las Sagradas Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento, como la Palabra de Dios revelada.

2.- El Credo Niceno, como la declaración suficiente de la Fe cristiana.

3.- Los dos Sacramentos - el Bautismo y la Cena del Señor- administardos con el uso indefectible de las palabras de institución de Cristo y los elementos ordenados por él.

4.- El Episcopado Histórico, adaptado localmente en los métodos de su administración a las diversas necesidades de las naciones y pueblos llamados por Dios a la unidad de su Iglesia.

Además, profundamente apesadumbrados por las tristes divisiones que afectan la Iglesia cristiana en nuestra propia nación, por este medio declaramos nuestro deseo y disposición, tan pronto haya alguna respuesta autorizada a esta Declaración, de entrar en diálogo fraternal con todos o cualesquiera de los Cuerpos cristianos que buscan la restauración de la unidad orgánica de la Iglesia, con el propósito de estudiar diligentemente las condiciones por las cuales se pueda llevar a cabo tan inestimable bendición para alegría de todos.

Oremos por la Unidad de la Iglesia de Dios:

Oh Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, nuestro único Salvador, el Príncipe de paz: Danos gracia para que de corazón consideremos seriamente los grandes peligros en que nos hallamos por nuestras desdichadas divisiones. Aparta de nosotros todo odio y prejuicio, y cuanto pudiere impedir una santa unión y concordia; para que así como no hay más que un Cuerpo y un Espíritu, una esperanza de nuestra vocación, un Señor, una Fe, un Bautismo, un Dios y Padre de todos, así seamos todos de un corazón y una alma, unidos en vínculo sagrado de verdad y paz, de fe y caridad y una voz te glorifiquemos; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

DIOS LES BENDIGA