miércoles, 24 de enero de 2018

NUESTRA POSICIÓN ACERCA DEL SACERDOCIO FEMENINO

NUESTRA POSICIÓN ACERCA DEL SACERDOCIO FEMENINO:

La afirmación de que la mujer, corona de la creación, puede recibir el Orden Sacerdotal está EQUIVOCADA. Esta posición heterodoxa va en contra del Evangelio, pues es contraria a las enseñanzas y ejemplos de Cristo, de sus Apóstoles y sus Sucesores. Es contraria también a la inspiración del Espíritu Santo, Consejero, Maestro y Guía de la Iglesia desde Pentecostés, pues Él mismo inspiró a los Apóstoles los grados del sacerdocio de Cristo y quienes podían recibirlo.

La Biblia dice que sólo los Doce estuvieron con Jesús en la Última Cena (Mateo 26: 20; Marcos 14: 17; Lucas 22: 14). Cuando la Magdalena quiso tocar al Señor resucitado, éste no se lo permitió, le dijo: "NOLI ME TANGERE", es decir, NO ME TOQUES (Juan 20: 17). Mientras que con Santo Tomás fue distinto, no sólo lo tocó, sino que hasta su mano metió en su costado (Juan 20: 24-29). ¿Por qué fue esto? Porque Tomás a diferencia de María Magdalena, el ya había recibido del mismo Cristo el poder de tocar y Consagrar su Cuerpo y Sangre (Lucas 22: 19).

En la última Cena sólo estuvieron presentes sus discípulos más cercanos, los Doce.

Dos personas en el Evangelio reconocen a Jesucristo como Mesías e Hijo de Dios vivo: San Pedro Apóstol (Mateo 16:16) y Martha, la hermana de Lázaro. Los dos hicieron la misma profesión de fe en el Hijo de Dios, pero sólo uno recibió el poder de las llaves del reino (Mateo 16:19).

El Sacerdocio eterno de Cristo, tiene una doble dimensión: El Sacerdocio Común de Cristo en TODOS los fieles, hombres y mujeres, derivado de su Bautismo, y el Sacerdocio Ministerial por el cual, Cristo elige a ALGUNOS de entre los fieles y los une a su único Sacerdocio eterno.

El Sacerdocio de Cristo es único e intransferible (Hebreos 7: 24), no es como el de Aarón que se transmitía de padres a hijos cuando el padre moría (Éxodo 40: 15). Como Cristo está vivo para siempre, su Sacerdocio no puede ser transferido a otros, por eso es Él el que agrega a su único Sacerdocio eterno a los que Él quiere llamar, es decir, los hace partícipes de su misión salvífica, para que sean alter christus-otro Cristo- Por eso, hablar de un sacerdocio femenino en la Iglesia es ir en contra de la Palabra de Dios que por ningún lado menciona diaconas, presbíteras y mucho menos obispas, siempre que se dan los requisitos para recibir uno de estos Oficios, siempre se habla de varones (Hechos 1: 15-26, 6: 1-7; 1 Timoteo 3: 1-13; Tito 1: 5-9).

 Algunos para favorecer su posición heterodoxa, tuercen el pasaje de Romanos 16: 1-2, para decir que en la Iglesia Primitiva había diaconisas clericales, a esos, les recuerdo que el Nuevo Testamento está escrito en griego, y en griego sólo hay una palabra para designar a un servidor o servidora, y esta palabra es: Diakonos, la cual refería tanto a un ministro ordenado como diácono (Hechos 6: 1-7, 1 Tim. 3: 8) o a una persona LAICA que servía en la iglesia (Romanos 16: 3, 6,12; Lucas 8: 2). El carisma de Febe era la ayuda, el texto así lo declara (Romanos 16:2); san Pablo enumera este don, el de las ayudas, entre los dones dados por Dios a su Iglesia (1Corintios 12:28).

De acuerdo con las Sagradas Escrituras ninguna mujer estaba presente cuando Cristo convierte a sus discípulos en Apóstoles: "TODA AUTORIDAD ME HA SIDO DADA EN EL CIELO Y SOBRE LA TIERRA. POR TANTO, VAYAN Y HAGAN DISCÍPULOS EN TODAS LAS NACIONES, BAUTIZÁNDOLOS EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO, ENSEÑÁNDOLES A GUARDAR TODAS LAS COSAS QUE LES HE MANDADO...."(Mateo 28: 16-20) y también: "RECIBIRÁN PODER CUANDO HAYA VENIDO SOBRE USTEDES EL ESPÍRITU SANTO, Y SERÁN MIS TESTIGOS EN JERUSALÉN, EN TODA JUDEA, EN SAMARIA, Y HASTA LO ÚLTIMO DE LA TIERRA" (Hechos 1: 8) y se confirma que sólo había varones por las palabras de los ángeles que se les aparecieron a los Once y les dijeron: "VARONES GALILEOS ¿POR QUÉ ESTÁN MIRANDO AL CIELO? (Hechos 1: 11).

 El término Diakonisa, femenino de Diakonos, no se formó sino siglos más tarde. Las mujeres que San Pablo menciona en 1 Timoteo 3: 11 son las esposas de los diáconos y de los obispos que se mencionan en ese mismo capítulo.

Una vez recibido el Bautismo, todos los bautizados y bautizadas son RADICALMENTE IGUALES; tienen los mismos derechos y obligaciones, MÁS NO TODOS TIENEN LAS MISMAS FUNCIONES, LOS MISMOS MINISTERIOS. (1 Corintios 12: 13, 28-30; Gálatas 3: 28) San Pablo lo explica de la siguiente manera: ¿Acaso son todos apóstoles?; ¿acaso son todos profetas?; ¿acaso son todos maestros?...

Las mujeres son también llamadas por Dios para trabajar por la extensión de su Reino, pero NO en el Orden Sacerdotal, sino como seglares, a imagen de las mujeres que seguían a Jesús y le ayudaban a Él y a los Apóstoles, aún con sus recursos (Lucas 8: 1-3).

Son muchas las áreas del apostolado seglar donde una mujer puede servir y santificarse: Catequesis, Música, visitas a enfermos, obras de caridad y asistencia, la oración, pláticas pre-sacramentales, etc.

Ningún hombre o mujer tiene derecho al sacerdocio ministerial, no es una aspiración personal, sólo aquellos varones a los que Cristo llama como, cuando y donde quiere, del mismo modo como llamó a sus Apóstoles.

Nadie puede tomar para si mismo este honor, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón (Hebreos 5: 4).

Ni siquiera Cristo mismo se nombró así mismo como Sumo Sacerdote, sino que fue declarado como tal por el Padre celestial. (Hebreos 5: 10)

Citando al entonces Cardenal Joseph Ratzinger en 1994: “Reservar la ordenación sacerdotal a los varones no supone una discriminación de la mujer, ya que el Sacerdocio no es un poder, sino un servicio, es la voluntad soberana de Cristo en su Iglesia”. Y así deberá continuar hasta su segunda Venida.

La Iglesia no tiene la autoridad para cambiar aquello que es esencial de los Sacramentos (Artículo XX de los 39 artículos de la Religión). Cuando una Iglesia cambia, modifica o altera los Sacramentos para adecuarlos a las nuevas "necesidades del mundo" están enseñando un evangelio diferente (Gálatas 1: 6-10), dejan de ser iglesias cristianas y apostólicas, pues no siguen la enseñanza de Cristo y los Apóstoles (Hechos 2: 42).

Se olvidan de que los discípulos y apóstoles de Cristo de hoy, estamos en el mundo, pero no somos del mundo (Juan 17: 15-16) Por lo tanto, no debemos cambiar el DEPÓSITO DE LA FE,  como nos fue entregado por Cristo mismo a través de sus Apóstoles (2 Timoteo 1: 13-14), para seguir las modas o criterios de este mundo pasajero.

Cinco requisitos se necesitan para que un Sacramento sea válido:
-SUJETO: La persona capaz de recibir un sacramento, ejemplo: Para recibir el bautismo se necesita que el candidato no haya sido bautizado anteriormente, lo mismo para la Confirmación que la persona no haya sido confirmada antes; o bien, que de acuerdo a las Sagradas Escrituras y a la Tradición el Candidato a las Ordenes Sagradas sea varón.

-MATERIA: Elemento visible con que se administra un Sacramento, ejemplo: el agua para el bautismo, pan y vino para la eucaristía o la imposición de manos en el Orden Sacerdotal.

-FORMA: Palabras que acompañan a la Materia al momento de la administración, ejemplo: Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

-MINISTRO: Aquel que administra un Sacramento de manera válida, ejemplo: el Obispo para las Ordenes Sagradas o la Confirmación, un Presbítero para Celebrar la Eucaristía o Confesar a los penitentes. En el Bautismo, son ministros ordinarios el diácono, el obispo y el presbítero; en caso de necesidad, cualquier persona puede y debe bautizar, derramando agua limpia sobre la cabeza del neófito, al tiempo que dice las palabras de la forma sacramental, con la debida Intención. En el Matrimonio, son los mismos contrayentes los ministros ya que se dan mutuamente el Sacramento por medio de la unión de sus manos y el intercambio de las promesas matrimoniales; el sacerdote es solo un testigo cualificado de parte de la Iglesia, es decir, debe ser delegado por el Obispo para asistir al Matrimonio; pero su presencia no es necesaria para la validez del mismo; de ahí, que en caso de necesidad, sean válidos los matrimonios celebrados delante solo de dos testigos que dan fe del acto. NÓTESE: EN CASO DE NECESIDAD; es decir, que por alguna circunstancia ajena invencible no se puede dar la normal Celebración del Matrimonio.

-INTENCIÓN: La Intención es un acto de la voluntad por la que dicha facultad desea eficazmente alcanzar un fin determinado empleando ciertos medios. Es la voluntad deliberada de realizar eficazmente un Sacramento; es decir, al momento de Celebrar un Sacramento hacer lo que la Iglesia de Cristo ha hecho, hace y hará.

Cuando falta alguno de estos requisitos, el sacramento recibido es nulo e inválido.

En el Orden Sacerdotal Femenino faltan precisamente el SUJETO, ya que de acuerdo a las Sagradas Escrituras y a la Tradición milenaria de la Iglesia de Cristo, la mujer no es llamada al sacerdocio ministerial; así como la debida INTENCIÓN, ya que es algo totalmente nuevo en el Cuerpo de Cristo, nunca ha habido presbíteras u obispas, solo en las religiones paganas encontramos sacerdotisas, es decir, en este tema no se hace lo que la Iglesia de Cristo hace al ordenar ministros.

Esto es algo totalmente anticatólico, san Vicente de Leríns, padre de la Iglesia del Siglo V, nos enseña que hacer cuando en la Iglesia se introduce un error: “En la Iglesia de Dios hay que poner el mayor cuidado para mantener lo que ha sido creído en todas partes, siempre y por todos; esto es lo verdadera y propiamente católico.

Los tres criterios garantes de la ortodoxia, según san Vicente de Leríns, son:
La antigüedad, la universalidad y el consentimiento unánime - es decir, Los Concilios -

El sacerdocio femenino no posee estas características porque ni ha sido recibido en todas partes, ni en todos los tiempos se ha practicado sino recientemente (decada de los 70´s) y no es aceptado por todos, es decir no goza de la aprobación unánime; por lo que no podemos aceptarlo como algo verdaderamente católico y apostólico.

Decir que Jesús no escogió mujeres como parte de sus discípulos y apóstoles, debido a la mentalidad de la época, y que ahora la mentalidad es otra, es un argumento sin fundamento; basta con ver en los Evangelios el trato que Jesús dispensaba hacía las mujeres: un trato cordial, amable, respetuoso y sobre todo con dignidad. El Señor Jesús, como Dios que es (Juan 1: 1), no hacía acepción de personas (Romanos 2: 11; 1 Pedro 1: 17), Él vino a salvar a toda la humanidad, hombres y mujeres (Juan 4: 42). Veamos algunos pasajes que revelan el trato de Jesús hacía la mujer, trato diametralmente opuesto a las costumbres de la época:

-A la hemorroísa la llama hija y la sana. (Mateo 9: 22) aún y que era impura permanentemente, según la religión judía (Levítico 15: 25).

-Se compadeció y consoló a la viuda de Naín y le resucitó a su hijo muerto. (Lucas 7: 11-17)

-Valora la fe de la mujer cananea y sana a su hija posesa (Marcos 7: 24-30)

-Sana a la mujer encorvada, aún en Sábado, día de descanso para la religión judía. (Lucas 13. 10.13)

-Era amigo íntimo de las hermanas de Lázaro, Martha y María. (Lucas 10: 38-42), muchas veces se hospedó en su casa en Betania (Juan 12: 1-3).

-No rechazó la unción de aquella prostituta, sino que le perdonó sus pecados y alabó su fe (Lucas 7: 36-50)

-Defendió a la mujer adúltera que iba a ser apedreada según la Ley de Moisés (Levítico 20: 10; Juan 8: 1-11)

-Dialoga amenamente con la samaritana, cuando en aquel tiempo, samaritanos y judíos, no se trataban; y como resultado de aquella charla, ella se convierte en misionera de Jesús (Juan 4: 1-42)

-Convierte a María Magdalena y demás mujeres piadosas en apóstoles de su resurrección.
(Mateo 28: 10; Marcos 16: 9-11; Lucas 24: 1-12; Juan 20: 16-18).

-Y, por último, el grupo de mujeres que acompañaban a Jesús y sus discípulos (Lucas 8: 1-3), en aquellos tiempos los rabinos judíos no aceptaban mujeres entre sus alumnos, decían: “Mucho mejor sería que la Ley desapareciera entre las llamas, antes que ser entregada a las mujeres”. ¿Compartía Jesús este pensamiento? Hemos visto que NO.

Algunas Iglesias o Provincias de la Comunión Anglicana ordenan mujeres como diaconisas, presbiteras  u obispas; con esta práctica han perdido su identidad católica apostólica y sus obispos toda Jurisdicción pues no han sido fieles a sus votos de ordenación, no han guardado la fe, unidad y disciplina de la Iglesia (L. O. C. 1979). No ha guardado la fe dada una vez a los santos (Judas 3-4), no han guardado la unidad de la Iglesia, pues con sus actos han provocado división y confusión entre los fieles (Judas 17-19), no han guardado el mandato (1 Timoteo 6: 14), la disciplina de la Iglesia Universal. No han desterrado y rechazado de la Iglesia, toda doctrina errónea y extraña contraria a la Palabra de Dios (L. O. C. 1662 y 1928)

Otras Iglesias Anglicanas que se denominan así mismas como Tradicionalistas o Continuantes, ordenan mujeres como diaconisas y presbíteras, pero no como obispas. Esta situación es peor, porque con que argumento, niegas el episcopado a una persona que juzgas idónea para el presbiterado. Si bien es cierto que no todos los presbíteros en la Iglesia llegan a ser Obispos, si tienen todos la misma oportunidad, todo depende de Dios y de su elección; en el caso mencionado, a las presbíteras se les niega esta oportunidad, es decir, sus derechos como clérigo no son respetados.

Esas Iglesias Anglicanas que se hacen llamar tradicionalistas pero no lo son, no tienen una razón o motivo para estar fuera de la Comunión Anglicana o de la Iglesia Episcopal porque no buscan preservar la sana doctrina (2 Timoteo 1: 13-14, 4: 3-4), sino que poco a poco se van igualando con ellas y al final no habrá como distinguir una de otra.

Para finalizar, san Pablo nos dice en su Carta a los Gálatas: “Estoy asombrado de que tan pronto están desertando del que los llamó por la gracia de Cristo para seguir un evangelio diferente. No es que haya otro, sino que hay algunos que los perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, les anuncia otro evangelio diferente del que les hemos anunciado, sea maldito” (Gálatas 1: 6-8).

Y a san Timoteo de dice: “…Pues llegará un tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán maestros a su gusto, hábiles en captar su atención; cerrarán los oídos a la verdad y se volverán hacia puros cuentos”. (2 Timoteo 4: 3-4)

Como Iglesia Anglicana Independiente en México, en la que, con la ayuda de Dios y de su Santo Espíritu (2 Timoteo 1: 13-14), preservamos la Fe, Tradición y Orden Apostólicos, todo lo anterior es nuestra posición acerca del llamado sacerdocio femenino.